LA CULTURA QUE NOS UNE

Por: Raquel Lucero Sánchez

Algunos piensan que la cultura se refiere a un nivel educativo alto, que sólo es culto quien se dedicó a estudiar y es falso. Todos actuamos en un entorno cultural.

La cultura es la suma de los conocimientos que se han forjado en comunidad durante largos periodos de tiempo, es lo que la sociedad ha ido cultivando, son conocimientos y valores que te acompañan durante la vida y la hacen sencilla o complicada.

En la cultura caben tus alimentos, la manera en que amas, cómo compartes y cómo defiendes tus ideas, cabe tu lenguaje y tu vestido, tu peinado, tus recuerdos, tu nostalgia y el uso que haces de la naturaleza.

La Real Academia de la Lengua Española la define como el conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico, y la define también como el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.
Podemos decir entonces que no existe ninguna cultura superior, ni ninguna cultura universal, ya que cada una se acompaña de sus paisajes, sus herramientas, la naturaleza local; es decir las materias primas y los valores asociados que le permiten desarrollar su vida.

Por supuesto, la cultura está sujeta a cambios y transformaciones de cantidad y cualitativos, el concepto también ha evolucionado desde un carácter antropológico hasta asociarse a una temática de desarrollo, economía, derechos humanos y sostenibilidad. Asociado a estas temáticas, la cultura ha priorizado diferentes políticas públicas.

La cultura entonces es creación humana que cambia en el tiempo, con el objetivo de lograr la subsistencia de las mismas comunidades. Por supuesto el mundo cambia y con ello el entorno físico, las prioridades, los bienes de la naturaleza.

La cultura humana nunca parte de cero; como ha sido creada en comunidad y ésta es continua y por relevos generacionales, siempre hay un proceso educativo que se cultiva y trasciende un tiempo que hace posible que los conocimientos se hereden y fortalezcan.

La memoria juega un papel trascendental, recopila lo que unifica y desecha lo que divide, siempre bajo la idea del bienestar común. De esta forma las tradiciones, las costumbres, las creencias, las fiestas, los conocimientos, la moral, etc., cobran vigencia y mantienen la unidad lograda por un grupo cada vez más común.

El pasado, la historia, la memoria, son parte constitutiva de una cultura que cambia día con día, a partir de la práctica de una comunidad que busca permanecer.

Como puede observarse, la cultura es algo vivo.

La sociedad humana ha forjado identidades; es decir, reconocimiento del otro, en este proceso se fortalece la identidad al compartir una lengua, símbolos comunes, valores indicativos que se interiorizan, una historia que hermana; esta identidad descansa también en el patrimonio cultural que valoramos y acrecentamos o decidimos, con nuestras acciones, perder cada día.

En México el reconocimiento del proceso cultural como nación mexicana ha estado impregnado de vicisitudes. Enrique Florescano atribuye a Vasconcelos la incorporación de la cultura en el “continente educativo”. 1

Para José Joaquín Blanco, se debe a Vasconcelos “la creación de un espacio cultural donde cupieran sin violencia todos los habitantes del país”. 2

Las políticas culturales impulsadas por Vasconcelos promovieron la relación estrecha de la cultura con la educación, el renacimiento de las artes, y el fomento de un nacionalismo cultural surgido al finalizar de la Revolución Mexicana.

En Guerrero nuestro patrimonio cultural es amplio y variado, rico en expresiones y colores, va desde mapas antiguos, fotografías, rituales de bodas y funerarios, danzas, bailes populares, música, gastronomía, mitología, manufacturas como los huipiles, telares, cerámicas y técnicas artesanales utilizadas.
¿Quién como guerrerense no ha disfrutado del baile de la iguana, de los actos festivos en Cuajinicuilapa y las danzas locales como “Los Tecuanes”, “Los Diablos” y otras, del festival de la Nao de China, ¿del museo del Fuerte de San Diego con multitud de cerámicas, pinturas y trajes relevantes? ¿quién no ha disfrutado bailar y escuchar un son calentano, un baile de artesa, una chilena de Costa Chica?

¿Quién no ha degustado un plato de relleno de puerco, de Costa Grande?, ¿quién no ha halagado la belleza del traje típico de las acatecas o de un huipil amuzgo?

¿Quién no ha disfrutado la belleza de las playas, ríos y montañas de Guerrero?

Nuestro patrimonio cultural nacional y estatal, no sólo es de objetos tangibles como unas pirámides mesoamericanas o monumentos históricos, es también intangible a partir de ceremonias y festividades, entre otras expresiones.

Junto al patrimonio cultural, las sociedades humanas, los grupos comunitarios, los mexicanos, tenemos la voluntad colectiva de mantenernos juntos, de caminar hacia un futuro amable, de permanecer en la historia y dejar huellas profundas de nuestro paso.

¿Tú también tienes la voluntad?

La UNESCO, que es la organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Cultura y las Ciencias, define a la cultura como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales y afectivos que caracterizan una sociedad o grupo social, incluye artes, modo de vida, derechos humanos, valores, creencias y tradiciones.
En septiembre de 2022 se llevó a cabo, en México, la conferencia mundial de la UNESCO sobre políticas culturales y de desarrollo sostenible MONDIACULT 2022, sobresalieron temas como el de la cultura como motor de paz, la importancia de la diversidad cultural y la necesidad de fortalecer la unión entre cultura y educación. Esta temática es importante camino a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), propuestos por la Organización de Naciones Unidas (ONU), para salvar el planeta.

Como vemos la cultura también construye futuros, cabría preguntarnos ¿cuál es el futuro que deseamos? ¿qué hacemos para alcanzarlo? ¿son viables nuestras acciones?

La respuesta la sabremos cuando transcurra el tiempo y podamos ver organización colectiva que supere las problemáticas derivadas del relevo de hidrocarburos, sustitución de energía, cambio climático, desarrollo de nuevas tecnologías, educación para la vida etc., y sea visible un incremento en el bienestar humano, animal y flora y fauna silvestre.

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